domingo, 28 de julio de 2013

Tormenta roja sobre el Reich. Una partida de primavera.

La partida de Red Storm fue tensa y delirante por momentos.
Me dispongo, desde mi chalecito a las afueras de Postdam, a relataros aquellos cruentos días donde muchos le debimos tanto a unos pocos. Entre tales valientes nos encontrábamos mi compañero en la academia militar prusiana Gunter Damian y yo mismo; no quiero desvelar mi nombre pero seguro me conocereis en la historia por "El Lobo de Kurlandia" o "El último de Konigsberg", ya digo, un humilde servidor.


Nos enfrentamos en aquellas jornadas a las hordas comunistas que mancillaban nuestro amado Reich, al lado tenebroso de la fuerza, al imperio de los Ivanes y las Olgas. Dos generales rojos fueron los principales cabecillas del ataque y megaoperación que intentaba alcanzar nuestra amada capital Berlín. Aquellos osados, locos de la fría Rusia, estrategas temibles, Pavlov y Recamanovich.

La partida -digo así como si en un tablero se representara tal teatro- comenzó tensa; ambas líneas, soviética y rusa estaban muy dispersas, y algunas (por decir algo) unidades alemanas se vieron sobrepasadas con facilidad durante los primeros, salvajes, avances rusos pues el dado y la diosa fortuna les sonrió durante casi toda la acción. Tan sólo recuerdo, hijitos, un uno miserento que sacaron allá por la primavera del 44. La mayoría de las veces, eran cuatros y cincos que los dotaban, gracias a unas tablas generosas, de gran movilidad.

Pero era todo una artimaña del Mein Furer, para retrasar lo más posible un avance contrarreloj y conseguir así agotar sus fuerzas.


Konigsberg pronto se quedó trás la línea de avance rusa, pero la táctica del lobo de Kurlandia, consiguió aguantar la plaza asediada durante toda la partida. El secreto está en mantener a salvo la conexión entre la ciudada puntuable de Konigsberg y la estrecha barra de arena que la conecta con el puerto de Pillau.

Tengo que decirlo, Pavlov con su habitual astucia, no me lo puso nada facil en la defensa de la ciudad, pero al ser fortaleza, evitaba que mis tropas carecieran de suministros en los pocos turnos que se vio ocupado las tierras entre la ciudad y la barra del puerto por tropas soviéticas.

Esta pugna durante toda la partida fue una pieza clave para la debilidad soviética. ¿Qué hacer?¿Invertir más tropas y recursos en asediar la ciudad, o bien, pasar de ella y dedicarse a otra cosa? En la duda, puede estar el error.


Si cierto también fue que a mitad de partida y en un giro magistral de los acontecimientos, golpe maestro, desplacé tropas de refuerzo y auxilio a los sitiados, desde el puerto de Stettin y hasta Pillau. Jajajaja, todo el mar de Kurlandia era mío!!!

Pero vamos a hablar un poco a nivel global de lo que supuso el avance soviético por medio y medio de los campos de nuestra amada Pomerania y más al sur.
Arrasando, avanzaron destrozando todo lo que pillaron a su paso. Muchos panzergruppen se vieron sobrepasados y cayeron lentamente, pero gracias a su sacrificio el avance se contuvo en gran medida.
La llegada de la primavera y el deshielo también hizo de las suyas.


Las hordas rojas también se encontraron con el problema de cruzar el Vístula, en primera instancia. Mientras, nuestros pobres refugiados intentaban acercarse a marchas forzadas a algún puerto. Logramos salvar 2 puntos de victoria gracias a ellos. A sendos grupetes de harapientos que conseguimos rescatar en Danzig.


Más al sur el avance de los equipos de Recammanovich era caótico y Gunter Damian hacía con sus fuerzas lo que buenamente podía. Se puede hablar, así como en el norte de una guerra de guerrillas, en el sur, de una auténtica guerra de arrasamiento por parte de los ejércitos más potentes de Stalin.


Para cruzar los ríos tenían que hacer cabezas de puente muy apetecibles para nuestro ejército pero que estaban bien defendidas. Y qué decir que el objetivo de llegar a Berlín, que tenían incialmente los rusos, fue alcanzado a un sólo turno del final. Pero sin fuerzas y sin movimientos ya para poder hacer un asalto a la Guarida del Lobo.


En definitiva una partida muy, muy interesante, un juego dinámico por momentos. Aunque como pegas achacables la cantidad de movimiento y contramovimiento que existe en cada turno, que a veces se hace un poco interminable.


The End.

miércoles, 24 de julio de 2013

Partiditas furtivas.

Un año más, entre el follón del fin de curso y el comienzo del veranito (qué no falte!) nuestra mesa de juegos y el "planning" de partidas resultan tremendamente alterados en favor de otras actividades más al aire libre.

Aún así hemos tenido tiempo para quitarnos un poco el "mono" dándole a algunos juegos, la mayor parte de las veces de forma incompleta.


Terminamos la partida al Red Storm y, como sospechábamos, los sovieticos fuimos derrotados.
Eso si, por muy poco (Hitler nos observaba con ojos inyectados en sangre desde las ruinas de la cancillería, soñando mil años de Reich...).
La sensación que me dejó fue ambivalente. Esperando por un comentario más completo, resulta un juego complicado de dominar, con turnos de actividad frenética combinados con otros de calma chicha y reorganización (algo nada raro, en todo caso).
Como decía en el hilo anterior, hay muchas cosas a tener en cuenta y bastante "chrome". Resulta por ello más complejo que su "hermano menor" el Storming The Reich, incluso con alguna fase añadida que en cierto modo limita, creo, la aleatoriedad que puede surgir de las tiradas de movimiento. Pero aún así no estoy seguro que me guste más... 


Esta es una imágen del final de la partida. En el extremo del mapa, Berlin está casi cercado; abajo a la derecha, en su caja, se "agolpan" los refugiados de Prusia Oriental que han podido escapar de las hordas bolcheviques. También los "kampfgruppes" que el germano puede utilizar en algunos casos en que sus divisiones blindadas sufren bajas.

Luego enfocamos nuestro siguiente objetivo, La guerre de l´Empereur. Poco os puedo contar pues por entonces el ritmo de juego ya se había alterado por completo (baste decir que lo empezamos tres veces, siempre con jugadores diferentes!). Y sigue en la mesa, esperando...


Eso si, es un juego divertido, sin grandes pretensiones, con cierto "fog of war" y una segunda edición de las reglas totalmente recomendable. Como curiosidad esta foto donde podeis ver como, ante el vacío de ejercitos en Francia (aunque con sus guarniciones intrínsecas, representadas en el mapa), el inglés planeó un ambicioso desembarco para intentar llegar a Paris y tratar de hacer retornar a Bonaparte de su "European Tour". No obstante, el humilde escuadrón naval de Normandía lo evitó, gracias a una intercepción exitosa que derrotó al "british" y le obligó a cancelar la operación.
Nunca tantos debieron tanto a tan pocos!


Finalmente, ya jugando de dos, hemos retomado un viejo conocido al que tenía ganas de volver
hace tiempo: El Chariots of Fire. Como es habitual realizamos un par de sesiones de prueba y ahora nos embarcaremos (si podemos) en un escenario algo más complejo. Eso sí, no recordaba lo mal escritas que estaban las reglas, brrrr....


Vamos a "recrear" esta batalla, la de Sekhmen, entre egipcios y cananitas (fotos de la BGG).
Hablamos en unos días (espero). Buen estío a todos!