jueves, 24 de septiembre de 2015

Churchilleando. (2ª)

Lo prometido es deuda, así que...
Ante una mesa iluminada por una soleada tarde de otoño y con el agradable fondo de una composición clásica que te envuelve sin distraerte, dio comienzo nuestra andadura "seria" con el jueguinho de marras.

Por ello fuimos directos a la campaña completa, aún sabiendo que seguramente no la terminaríamos. Tras los tímidos intentos y pruebas anteriores, teníamos ganas de ir asimilando todas sus posibilidades.
Como es sabido (y a grandes rasgos), el turno se divide en una fase de agenda, seguida por la reunión propiamente dicha y sus consecuencias -incluyendo la producción- y, finalmente, termina con las cuestiones políticas y la progresiva marcha del conflicto.


En el primer caso, el británico -mi hijo-, gracias a su bono nacional (+1 del "imperial staff") siempre consiguió -excepto en un caso donde los soviéticos nos implicamos a tope- "atrapar" el primer asunto a tratar. Digo "atrapar" y no "elegir" a propósito, porque no penséis que esta fase es irrelevante. No sólo sirve para "escoger primero" el tema sino que, si tu asesor es "potente", resulta bastante probable que al mismo tiempo lo puedas acercar mucho a tu silla, ya que muchos jugadores suelen elegir una carta baja, creyendo (o sabiendo) que es poco frecuente ganar "la discusión". Moraleja: no lo hagáis así siempre pues si la diferencia entre los delegados es muy grande, tu opositor va a tener un camino fácil en ese asunto.

En cuanto al resultado de las conferencias, fue variado: El bueno de Roosevelt -Victoria- (con ese nombre cómo no iban a gustarle los Wargames!) se llevó tres y Churchill otra.
Mientras, el Padrecito Stalin -o sea, yo- entre que en algunas estaba demasiado centrado en las hordas nazis que se le oponían y a otras no acudió (no le puedo dejar el Kremlin a cualquiera) pues... poco pudo hacer (eso sí, algún delegado fue purgado por el camino. Las "buenas tradiciones" no pueden perderse así como así).

No obstante, a pesar de esa acotación de vencedor(es) ocurrieron muchas cosas; casi nunca hubo un ganador claro desde el principio. La intervención o no de los líderes, la selección de la agenda, etc. garantizan que, a pesar de que no te lleves el triunfo al final, si haya alternativas (al menos en nuestras partidas).
Realmente es en esta fase del juego donde tengo más suspicacias. Temía un diseño demasiado abstracto donde no pudiera "creerme" los debates y demás, que algunos asuntos pecaran de arbitrarios o que, al final, todo se resumiera en una especie de "cinquillo" o similar... Bueno, de momento debo decir que aunque Stalin lo pasa mal, se divirtió bastante. Eso si, lo de que lo tenga difícil en general empiezo a considerarlo seriamente...


Por otro lado, ahora creo que los asuntos sí están especialmente currados. Hay tensión, hay competencia y -parece- espacio para desarrollar diversas opciones (ir por política, producción, bomba atómica). Incluso puede surgir la colaboración: me encanta el "buen rollito" de seleccionar el material estratégico y que nadie lo lleve para su lado, pudiendo recibirlo así los tres. Un momento de camaradería en medio de una pugna brutal.

Lo cual nos lleva al tema de las Directivas: suponen un buen refuerzo y está claro que conseguirlas es muy importante, aunque para unos más que otros; léase Ejército Rojo, que debería avanzar todo lo que pueda en los primeros turnos, cosa harto complicada.
Es pronto para afirmarlo categóricamente, pero diría que es la manera más segura que tiene de conseguir algunos PV, además de meter presión a sus "colegas" para que no se centren demasiado en establecer gobernillos de exiliados rencorosos. En esos casos siempre intenté debatir (+1 de bono nacional).
Y mi consejo es que uséis al "Padrecito de los Pueblos" a tope. Generalmente hacia el final del "mitin" para que si le da la paranoia no te afecte demasiado.
Por contra, mister Roosevelt y Churchill fueron bastante comedidos. Me llegaron informes de que temían por su debilitada salud... Estos capitalistas decadentes!

Acto seguido, tras los debates plasmamos nuestras decisiones.
Ojito que hay que ir por pasos y si activáis una "celula" politico-militar ahora sólo se cogen los marcadores. No se colocarán hasta después, primero quien tenga más. Y atentos a como les influirán los cambios en la política global (que me parece otro hallazgo pues es uno de los elementos donde los yankys y británicos pueden tener más fricción) con las diferentes posturas entre imperialismo o autodeterminación, dentro de un variado abanico. En este "temita" geoestratégico tenéis otra ocasional arma de presión pues, normalmente, resultará fundamental (sobre todo para Churchill). "Qué no me vas a ayudar con ese otro asunto? pues pongo éste en la mesa y a ver que pasa..."

Llega el momento de ver como va la guerra. Avanzan los frentes? Y el camino hacia el triunfo?


miércoles, 23 de septiembre de 2015

Churchilleando.

Tras el "descontrol" veraniego, nuevos acontecimientos alteran nuestra célula lúdica. Ahora, incompatibilidaes de horario laboral van a impedir, durante muchos meses, la presencia de uno de los jugones habituales. Así que, "haciendo de la necesidad, virtud", habrá que retomar las partiditas de dos o, en alguna ocasión, plantearse juegos de tres.

Y resulta que en tal tesitura -casi por casualidad- ha caído en mis manos el Churchill, adecuado precisamente para tal número de jugadores. Así que, sin mayor dilación, me he puesto con él.
Actualmente he "profundizado" en sus reglas, leído post y realizado un par de sencillas partidas de prueba. Con tan escaso bagaje, obviamente mis comentarios tienen que ser limitados y seguramente incurran en algún error pero quizá, ya que parece ser un juego tan en el candelero, cualquier información más allá de mostrar lo que viene en la caja o "lo jugué y me gustó" pueda ser útil.
Vamos allá...


Como sabéis, el "leiv motiv" del diseño es recrear las diversas conferencias que los "Tres grandes" llevaron a cabo a lo largo (y después) de la Segunda Guerra Mundial, donde fueron diseñando la campaña y, al mismo tiempo, el mundo posterior (ya veis como les quedó).
De ahí los dos sectores, bien separados, del mapa (arriba).
Respecto a esto, se me ocurre que (con obvias modificaciones por medio) sería muy interesante publicar otro, "paralelo", en el que se trataran las reuniones, bastante menos sistemáticas, de sus antagonistas.

Su creador decía que no lo considera un wargame. Y efectivamente, tenemos cubitos, peones y fichas de plástico así como un énfasis en la toma de decisiones en variados ámbitos. Sin embargo, volviendo a alguna de mis reflexiones anteriores ("Wargames sin batallas?") yo no me lo creo del todo. Al revés, lo que más me está gustando es como las resoluciones de las conferencias se trasladan a la guerra y definen su avance y desarrollo. Así que hay concepción wargamera -al menos en mi opinión- recordando más a un State of Siege que al Twilight Struggle.

La edición es muy buena, con piezas de sobra, reglas a color y mapa montado (aunque a mí no me van mucho, la verdad). No está mal explicado, las erratas -por lo que parece- son mínimas (una nota en el tablero y dos o tres correcciones sobre los PV en las hojas de ayuda). Y va rápido. Pero no es un juego barato, así que habrá que ver la rejugabilidad.
Y también hay dudas y criticas sobre su equilibrio o las condiciones de victoria que, al parecer, pueden resultar algo "caóticas". A estas alturas poco puedo ilustrar a partir de mi breve experiencia pero, tras las primeras impresiones (que pueden cambiar), yo lo que veo es, básicamente, muuuucha asimetría; lo cual no debe confundirse con ninguna de las quejas anteriores.
Y parece que Stalin es el jugador más problemático, con muy bajas posibilidades de ganar. Yo voy a llevarlo esta vez, en una dura partida que me espera esta tarde contra mi pareja (como el "amable arsenal de la democracia") y mi hijo (que claramente ya ha comprendido las sutilezas del sibilino Churchill). Veremos lo que me espera y os lo contaré.


martes, 15 de septiembre de 2015

Partiditas furtivas. (5ª)

El verano fue movidito... Y como es habitual, el ritmo lúdico del grupo se ha visto alterado.
Así que llegó el momento de sacar tiempo para las partidas "vis a vis".  En esta ocasión he podido aprovechar para revisitar juegos que hacía tiempo no salían a mesa.


No obstante, el primero fue una adquisición reciente: Realmente dos, el Hapsburg Eclipse y el Ottoman Sunset, de Victory Point Games, a los que pudimos darle "en tandem". O como enfrentarte a toda la Gran Guerra desde la "segunda fila".
En ellos encontrareis los archiconocidos mecanismos en solitario de la editorial, enriquecidos en este caso por una relativa cooperación entre los dos jugdores (y con tu "hermano mayor", el teutón, que de vez en cuando te echa una manita). En una simple sesión los terminas.


Después pasamos a uno de esos juegos de revista casi "perdidos" entrre tanto aluvión lúdico. Pero que resulta una joyita si sabes que pedirle: El South Seas ofrece interacción aero-terrestre-naval en el Pacífico Sur durante un período de relativo equilibrio entre los dos bandos (aunque el japonés lo pasa cada vez peor a medida que avanza la partida).


Un sistema con activación por "impulsos" y eventos que va creciendo en sucesivas aportaciones, donde casi todas las unidades pueden hacer de todo y que permite recrear operaciones complejas con cierta ligereza (arriba, batalla por Guadalcanal). El último de la serie, "Mare Nostrum" tiene buena pinta...


Otro juego de hace unos años: El Monty´s Gamble del inefable Rinella. Una operación interesante, un sistema clásico de áreas, con duración de turno variable y acante/defensor tirando dados. Sus reglas podían estar mejor escritas y no suele "entrar a la primera" pero me parece un juego majo, aunque requiere rodaje y es exigente con tantos matices a tener en cuenta.


Para rematar la canícula lúdica, un par de partidas más al 30 Years Wars. Otro de esos Card Driven con mala fama pero que a mí nunca me decepciona. De nuevo pude terminarlo, como católico, en un agónico empate (el que lo conozca bien sabe que -en ese caso- el empate sabe a victoria! ;)

Alguna cosa más queda por el camino, pero ahora es tiempo de volver a "sacar" la mesa grande. Y en eso estamos: "metiéndole" una campaña al venerable "Imperium Romanum II".


La tormenta gótica cae sobre nosotros. Yo, como la mitad oriental del Imperio. De nuevo en la brecha; una vez más, la civilización nos entrentamos a la barbarie.


Seguiremos informando.