viernes, 12 de agosto de 2016

Partiditas furtivas. (7ª)

Unos cuantos meses de partidas a dos han dado también para retomar juegos con unos añitos (unos más, otros menos) en los que sentirse confortable.
Suelen ser partidas exigentes -contra adversarios distintos y cada uno con su estilo- en las que, al conocer ya bastante los títulos, podemos concentrarnos sobre todo en la recreación de la campaña y en desarrollar sus estrategias, sin tener que reflexionar sobre potencialidades y pararte a captar tal o cual novedad.

Es además una gozada compartir el mismo juego con amigos diferentes, ya sea cambiando de bando o no. Sobre todo si no pasa demasiado tiempo entre una y otra ocasión. Eso te permite "destilar" la experiencia y siempre se aprende algo. Y eso, como dicen en los anuncios, no tiene precio...


El primero de los que pude retomar fue el When Eagles Fight, la nueva edición de un venerable juego del amigo Ted Raicer -cuando no lo conociá ni diox- que salió hace mucho tiempo en la revista Command y que fue de los que más jugué (creo que hasta las fichas se desgastaron por completo). Por suerte, GMT lo publicó hace dos años, añadiéndole algunas mejoras (como las vias férreas al mapa).
En él se recrea la totalidad de la Primera Guerra Mundial en el este, con avances y retrocesos (nada de frentes estáticos como en el oeste), austriácos que se desmoronan, delirios del Zar y demas. Todo con unos planteamientos clásicos perfectamente engrasados donde la escala, el ritmo de la operación, los eventos, la cambiante situación, la asimetría de los ejércitos es una delicia. Si teneis ocasión, probadlo.


El siguiente fue un juego de revista: Guadalcanal. Podría considerarse la excepción del grupo pues era nuevo en la mesa pero por otro lado sus mecánicas enseguida nos resultaron familiares. No es ninguna maravilla pero inicia una serie que pretende recrear muchas de las operaciones más interesantes del Pacífico (incluyendo batallas poco representadas con chinos y soviéticos). Empiezas el turno asignando -simultaneamente- las misiones de tus aviones (un montón: superioridad aérea, interdicción de suministros y refuerzos, reconocimiento, apoyo cercano...), después mueves (incluyendo los reemplazos a la batalla) y combates y, si dispones de puntos de suministro sobre el terreno, puedes activar algún HQ, con lo que las unidades a su mando (únicamente) pueden volver a actuar.
Sobre todo, la interacción aérea con las tropas es un elemento clave (la intervención de la Armada -cuando la hay- puede producirse a través de marcadores de eventos). Tiene alguna sutileza más como fortificaciones, combates obligatorios, zocs rígidas menos para los japos, etc. pero en general el sistema es sencillo.


Lo mejor; que inaugura una forma ágil de tratar las batallas de este teatro que, si la van puliendo y limpiando de erratas, promete ser interesante. Lo peor; los susodichas fallos que en algún volumen de la serie rozan lo absurdo (fichas de señuelo sin caras!). El próximo va de Birmania y alrededores. Para esperar y ver...


Después nos abalanzamos sobre un SCS, que nunca suele faltar en el menu. El Heights of Courage, que pude disfrutar en dos ocasiones aunque sin llegar a terminarlo ninguna.
En ambos casos la situación se desenvolvió de manera semejante; potentes ataques sirios amenazando con arrasar el Golan pero que poco a poco van siendo contrarrestados por las tropas hebreas. Nos faltó tratar la vuelta, ver como el Tzahal puede, y hasta que punto, internarse en tierras enemigas. Sin duda, habrá que retomarlo.

De los últimos del sistema es el que más me ha gustado. Una campaña que siempre me interesó, sobre todo jugando con su "hermano" el Yom Kippur (imperdonable que, como en áquel, aquí no hayan puesto iconos a los blindados).

Así también rebajo el "mono" mientras espero el October Wars, del próximo Modern War, que trata ambos frentes en el mismo mapa. A poco que se lo hayan currado...


Hablando de "hermanos": comparado con mi querido Victory in the Pacific, también "regresó" el primogénito del sistema, que lleva la acción a los mares Europeos y del Norte de Africa.
Dos durísimas campañas se sucedieron contra Victoria, mi pareja, y el veterano de los siete mares Jrec. Éstas si se acabaron (no necesitas más que una tarde para darle) y en ambas mordí el polvo miserablemente como Gran Almirante de la Kriegsmarine.


Es la versión que sacó Command Japan, con algunos cambios a la segunda edición de sus reglas, variándolas un poco respecto a las expuestas en BGG. Para mi gusto la mejoran, añadiéndole cierta profundidad que -sin llegar al nivel del VITP- lo hacen muy desafiante (infelizmente, en el mapa sigue sin salir Pontevedra). ;)


Finalmente, uno de los premios gordos vino muy poco después: partidocha vespertino-nocturna (vivan las vacances!) al Churchill contra dos más que curtidos jugadores (incluido mi maquiavélico vástago, esta vez encarnando a Roosevelt). Gozada total porque ya no hay nada que explicar, sólo ponerse a jugar y freírse las meninges, peleando cada carta, discutiendo por cada recurso... y por una vez el viejo Stalin consiguió llevarse el gato al agua, aunque con escaso margen. Épico!

Así que ahora, mientras termino de escribir esto y por un momento revivo todas esas sesiones, veo que supusieron un gran placer en cualquiera de los casos... Vale, veo que lo de cascarrabias jugón puede quedar de momento aparcado.


The End.