A medida que la batalla avanza el peso del número -y sobre todo la panoplia de armas norteamericana- van imponiendo su ley. Como podéis ver, además de cañones de diverso tipo, lanzallamas y demás, los marines pueden asignar a sus compañías un pequeño contingente de tanques, que viene a representar más o menos un par de vehículos. Una vez que se hacen presentes la batalla cambia: de desgaste de un bando a desgaste del otro... Por eso, como japonés, aprovecha rabiosamente los primeros turnos que luego llegará la hora de sufrir.
La existencia de estas armas de apoyo (SW, en el juego) es para mí otro de sus grandes aportes. Suponen un plus de fuego y representan las peculiaridades orgánicas y abundancia de recursos de manera elegante. Además la forma de introducirlas en la partida (o de que sufran daños) es también ágil e inteligente: basta que las unidades que las reciben estén en mando. Nada de calcular movimientos o retiradas complejas; en ese sentido puede decirse que son tratadas de un modo un poco abstracto aunque eso no les quita un ápice de potencia o diversión. Así que te preocupas de la situación táctica y no de las excepciones a recordar.Qué diferencia con otros títulos!
Unos turnos después hace su aparición una tercera división que estaba en reserva (arriba). En este caso de infantería, con unas ratios un poco inferiores pero con una doctrina diferente, en la que abunda mucho más la artillería por ej (y de más calibre). Quiere reflejar los dos enfoques de combate que planteaban los manuales USA entre los Marines, más "partidarios" del asalto directo y los infantes, seguidores del apoyo intenso con fuego. Parece ser que en esta operación no se hicieron demasiados intentos por coordinarlos lo que provocó conflictos y ciertos desajustes. Puedes desplegarla en el sector que desees pero yo -en las partidas que he jugado- la he visto siempre en el sur, donde hay más espacio para maniobrar.
Pero dejemos de ocuparnos de los condenados extranjeros de ojos redondos. Una vez que las cosas empiezan a estar tan complicadas hay que tomar una dolorosa decisión: retirarnos, está claro. Pero como decía antes, el problema es "cuando empezar"? y "hasta donde"?
Las cuevas del interior son el objetivo evidente, pero en el camino deberías abandonar toda la artillería y los eficaces, pero pesados, cañones antiaéreos de la marina (por cierto, las tropas de la armada también tienen sus peculiaridades).
Y el camino hasta las montañas tampoco está exento de peligros como que no pillen tu cuartel general (o sea, el mío) en campo abierto o que la omnipresente caza aliada acabe por retrasar completamente tus unidades, que normalmente son menos numerosas que las contrarias así el que una simple compañía de médicos o suministros no llegue puede debilitarlas dramáticamente.
Y por eso con el mismo tipo de chit y al mismo coste, los yankys activan más fichas que el nipón. Otro interesante punto.
Una vez llegados a esa línea de defensa tienes de nuevo otra "chance", pues limpiar esos reductos es costoso en armas y hombres ya que las zonas de fuego intensas (en el mismo hex atacantes y defensores) hacen muy difícil evitar las pérdidas. Además de que puedes hacer un disparo de oportunidad efectivo y sólo recibes fuego desde un apilamiento. Eso sí, peligrosísimos los ingenieros que, además de "limpiar" el aeródromo principal de la isla, pueden sellar directamente las cuevas y santas pascuas!
En mi caso, y a toro pasado, en esta partida debí haberme retirado antes, pero el honor del Emperador me lo impidió. Llegué incluso a plantearme una carga general pero ya era demasiado tarde...
Posteriormente he vuelto a darle algún tiento más -a escenarios más cortos y con otros oponentes- y la cosa ha ido bastante fluida. Por fín parece que los citados problemas con el reglamento se han solucionado en gran parte y ya espero con interés el siguiente. O que el sistema se traslade a Europa.
Ya sabéis que a mi me encanta el Pacifíco, pero no a todos mis compadres... Veremos.
Ya sabéis que a mi me encanta el Pacifíco, pero no a todos mis compadres... Veremos.
The End.
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