viernes, 23 de mayo de 2014

Del "onanismo lúdico". ;)

Continuando las reflexiones de la entrada anterior sobre esta afición nuestra, diría que me gusta considerarla, ante todo, una manera de socializar y pasar buenos ratos con amigos que comparten el mismo interés.
El wargamerismo resulta para mí un placer que se despliega en compañía. Por todo ello, nunca he sido muy partidario de los juegos en solitario (de ahí que tampoco me vayan los de ordenador o consola). Más bien los utilizo cuando no me queda más remedio, haciendo de la necesidad virtud por falta de contrincantes.

Además, otra pega que les suelo ver es que la necesidad de evitar el control total de la situación por parte del jugador, los "carga" con mecánicas complejas y reglas exhaustivas que gobiernen los aspectos más minuciosos del "enemigo". Es natural, pero con frecuencia acabas peleándote más con las reglas que con el propio juego.

Con todo, ya que el otro día cité uno que me gusta mucho, el Fall of Rome (además de los de Iwo Jima) he pensado revisar algunos de los que he jugado (y de los que tengo) a lo largo de esos períodos de "sequía". En general, en orden de mayor a menor interés.

Raid on St. Nazaire: Un mapa precioso, una operación atractiva, unas reglas terribles! (la tradución en ¿español?... "el dado verde de color seis").

Resulta bastante inmersivo y recrea la incursión de comandos al puerto homónimo de la por entonces Francia ocupada. Prácticamente tiene dos partes: La primera, de aproximación de la flotilla, en la que poco puedes hacer más que asistir a una tormenta de dados, mientras las defensas costeras la tunden a cañonazos (y esperando que no eliminen a todos los equipos de demolición) y la segunda, más interactiva, desde que desembarcas y te diriges a los objetivos haciendo frente a una creciente resistencia enemiga. Desafiante pero largo.

London is burning: Uno de los últimos Avalon HIll, con una edición estupenda. Mucho más ligero que el anterior, suele gustarle incluso a los no jugones. Gestionas unos pocos pilotos y aparatos (teniendo en cuenta su fatiga y mantenimiento) durante los días de la Batalla de Inglaterra. Resulta ser un tema bastante utilizado en los solitarios. Sus mecánicas son claras y tiene un toque rolero en cuanto a que tus muchachos van mejorando (o palmando) y recibiendo mejor equipo en función de su número de derribos y victorias. En este caso el sistema gobierna los raids a los que te enfrentarás.

También se puede jugar de dos (o incluso de tres, cada uno con un piloto y otro llevando la Luftwaffe). Sencillo y divertido.

Ambush: Mítico juego del 83, el "solitario de los solitarios". Creo que fue uno de los primeros que disfruté (aunque jugando de dos, cada uno con media escuadra). De una sentada casi nos terminamos todas las misiones del primer módulo.
Cada soldado con su nombre y características propias... Una gozada, con esa carpetita perforada en la que, con cada movimiento que hacías, se podía desencadenar el infierno. Algo después probé su traslación al teatro del Pacífico, el Battle Hymn, y aún me gustó más! Que tiempos.

Patton´s Best: Una gran idea, ponerte al frente de un Sherman en el escurridizo y siempre amenazador bocage normando. Te puedes encontrar de todo y trasmite muy bien la sensación de peligro constante que las tripulaciones aliadas debieron sentir. La parte menos buena es que resulta un ejemplo perfecto de esa citada complejidad imprescindible para que funcione. Mil cosas a tener en cuenta!

Aún así me gustó y en esos momentos llegué a empezar su adaptación para poder usar un blindado alemán.

Saipan: Juego de una revista de Decision games, con los problemas que eso conlleva (erratas, reglas muy oscuras). Parece que algunas actuaciones japonesas de la segunda guerra mundial pueden prestarse especialmente bien para ser simuladas por un sistema. Será por aquello de encarnar una doctrina bastante pasiva, de "resistir hasta el  último hombre". Aquí desde luego aguantaban a tope!

Geronimo: Otro incunable de AH, aporta amplísima información tanto del contexto como sobre las naciones indias. Es algo más que un wargame, pues podías hacer muchas cosas, desde colonizar territorios hasta construir fuertes o el ferrocarril del Oeste. De todos modos, lo recuerdo bastante caótico en cuanto a la dinámica e interacción de los diferentes pueblos o en el cambiar de bando a mitad de la partida, lo cual no contribuía a que me "metiera" en ella . Por otra parte, tampoco el tema me atraía demasiado así que no acabé de sacarle todo el partido.

Carrier: Combate aeronaval en el Pacífico, cantidad de escenarios y posibilidades. Muy complicado, inmenso, jugosísimo, como corresponde a los viejos productos Victory Games. Por entonces no controlaba demasiado el inglés y se me hizo muuuuy cuesta arriba. Creo que llegué a catarlo sólo en un par de ocasiones... me gustaría mucho haberlo conservado, hoy en día le habría dado, sin duda, otra oportunidad.

Navajo Wars: Más indios, otro tema que parece funcionar en este tipo de juegos. Aquí se sigue sólo a una de las tribus "principales" (y las incursiones de sus vecinos más próximos), a lo largo de tres períodos diferentes que pueden enlazarse para obtener una campaña.
El diseñador quería un solitario que no resultase complejo y que fuese algo más que mecánicas, con la capacidad de evocar una época que le resulta fascinante y familiar (de ahí la importancia que le dio a los aspectos "culturales" y demográficos). Aún así, creo que no se salió con la suya. Me parece un poco abstracto, la verdad, aunque resulte loable su vocación "simplificadora". Casi todo se desenvuelve a partir de las dos columnas amarillas a la derecha de la imagen, donde se sitúan al azar los marcadores que van definiendo las acciones del bando no jugador. Y que para mayor variedad, pueden incluso cambiar de orden en un momento dado. Sencillo y efectivo.

Mosby Raider: Aparece más por motivo de inventario que otra cosa. En su momento me leí las reglas pero ni me planteé jugarlo, era bastante lioso (culpa de la traducción), traía unas "inusuales" cartas de acción (pre-"card driven"?) y el asunto no me decía casi nada. Así que languideció hasta ser finalmente vendido.


Tarawa: En principio me resultaba más interesante que el anterior, otra de esas batallas desesperadas en una isla perdida, pero por desgracia resultó injugable. De nuevo por sus infames reglas llenas de contradicciones y con erratas. Aún así, lo intenté varias veces... Una pena.


Hasta aquí esta breve lista: Volviendo la vista atrás, me he dado cuenta que ha habido más presencia "solitaria" en mi actividad lúdica de la que pensaba, así como que las limitaciones de la época pre-ínternet hicieron menos exitosa de lo debido la andadura de algunos de estos juegos.
Actualmente, muchos de los problemas se habrían solucionado sólo con entrar en su página de Grognard.com o la BGG. Será verdad qué estamos en la edad de oro de los wargames?


The End.

8 comentarios:

  1. La de tardes que eché jugando al Mosby's Raiders... Básicamente era un push-your-luck, pero tenía su gracia

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  2. Si, seguro que tenía su "intríngulis". Desgraciadamente, fue el que menos disfruté...

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  3. Qué buena colección de solitarios!!
    No sé si os pasa..., pero los solitarios puros no terminan de llenarme..., prefiero jugar un juego de dos jugadores yo solo...Incluso he jugado CDG así !!!!
    y fijate que estos juegos suelen llevar muchas veces unas mecánicas muy interesantes, ....será el hecho de lo que conllevan....comprar el juego a sabiendas que vas a jugar solo...
    Aunque después, haya jugado muchísimos de mis juegos ( que no son solitarios ) solo....
    snicf...snicf...

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    1. y por cierto Pavlo.....
      La edad dorada de los wargames es.... AHORA !!!!!

      jajajajajajajaja

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  4. Jajaja. Como siempre, mucha razón! A mi me pasa lo mismo. Hay un componente emocional en los solitarios...

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  5. Jugar solo no es malo...
    Me apunto los que no conocía para investigarlos.

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  6. Jaja, claro que no!
    Supongo que algunos, si te gustasen, serán un poco difícil de encontrar pero...

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  7. Siempre nos quedará el amado mercado segunda mano, siempre como nuevos, por supuesto (como el precio)...

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